lunes, 31 de agosto de 2015

La memoria, el archivo y la melancolía de la cultura popular en Catalina y Catalina





Sergio Ramirez 

Catalina y Catalina, Alfaguara México, 2001.





     La memoria ha sido uno de los ítems más trabajados por los últimos escritores hispanoamericanos  contemporáneos. Así, podemos sugerir nombres representativos como Robert Bolaño, ya sea con Nocturno de Chile o, de manera menos explícita, con Monsieur Pain, o quizá Javier Cercas con Anatomía de un instante;  o incluso la menos conocida Luisa Valenzuela con Novela Negra con Argentinos. Todos los mencionados recurren a herramientas menos convencionales para representar, construir y organizar una memoria y un archivo de eventos traumáticos para las realidades a las que cada uno apelaba ( dictaduras, revoluciones, etc.).

     Tener en cuenta las peripecias de las construcciones de memoria y las diversas herramientas a las que apelan los escritores dentro de las representaciones literarias  contemporáneas (relato policial, mass media y elementos fantásticos  o míticos) es necesario para lograr una lectura cabal de cuentos como La herencia del bohemio y Perdón y olvido  incluidos en la recopilación de relatos denominada Catalina y Catalina del nicaragüense Sergio Ramirez.

       ¿Cuál es la verdadera función de Gigantona, muñeca de origen folklórico, sobre la que gira, el primer cuento, La herencia del bohemio?, ¿Podemos hablar de archivo o melancolía en las películas mexicanas referidas en Perdón y olvido? y ¿Cómo entender el final de los dos cuentos con la mirada melancólica del sujeto de la enunciación?, desde nuestra perspectiva estas son las preguntas que nos deja la lectura de los relatos ya mencionados.

     Brevemente habría que resumir los argumentos de los dos cuentos, los cuales, desde una lectura cabal, no son verdaderos eventos o grandes acciones. En La herencia del bohemio se da una breve introducción en las primeras líneas del significado del folklore, como haciendo un guiño al lector del main point del asunto. Lo que sigue del cuento es la descripción de una muñeca, claramente ligada al folklore popular, que despierta un fervor en las masas inimaginable, esta, además tendría una clara carga simbólica:

La gigantona es llamada en razón de alabanza bajo otros nombres diversos, verbo y gracia: dama soberana de mis amores, dama dueña de mi noble empeño, mi damita gentil y galante, mi muy gallarda damisela, o la señora galana, mi señora donosa, mi muy digna señorona, y asimismo la potente giganta(…) (Ramirez, 2001: 12)

     Esta muñeca que despierta el clamor popular, puede ser nombrada de la manera que desee el grupo que accione las alabanzas, y al hacerlo tomaría las características necesarias para asociarse con los roles de la femeneidad hegemónica del sector elegido (aunque, cabría destacar que, por las descripciones, tendría formas corporales bastante voluptuosas).  En el relato se nos habla de la historia de una de estas muñecas en particular: Teresa.
      La comparsa que acompaña a Teresa, a modo de procesión, son cinco – padres e hijos- . Así, se narran las desventuras de este grupo de artistas callejeros, a quienes monetariamente no les va tan bien con las procesiones de Teresa.

         Fuera de ello, habría que destacar la manera en la que se inscribe dentro del relato elementos del archivo popular nicaragüense, sin ser propagandista y, apelando a una jerga lacaniana, usando las brechas del significante:



Fue un viaje penoso aquel de regreso hasta el barrio Domitila Lugo, porque ya el bailante, y cabeza de la familia, se encontraba gravemente en­fermo. Domitila Lugo fue, según se dice, una com­batiente guerrillera caída en la insurrección popular de los barrios orientales contra la dictadura somocis-ta en 1979. (Ramirez, 2001: 15)

       De manera indirecta, y sin ninguna necesidad real, se expone una alusión a la dictadura somocista. Siguiendo los acontecimientos del relato, se terminará narrando la decadencia de este grupo de artistas populares, quienes terminarán disputándose a Teresa en los tribunales como si fuese una simple herencia y, al final la muñeca a la que tanto aprecio tenían, e incluso otras herramientas de “trabajo” como el tambor y el gorro que haría de disfraz de enano terminarán en la estación policial del distrito 6.

     Consideramos que Teresa es la representación del deseo, tanto masculino como femenino, asociado no tanto a lo sexual sino a lo divino. Desde nuestra humilde lectura, la muñeca podría tener una carga sagrada, comúnmente asociada a los elementos del folklore popular. Siguiendo esta perspectiva, el disputarse un objeto sagrado, banalizándolo y su trágico fin en la dependencia policial se leería como una alusión melancólica de un conflicto irresuelto, uno que tiene que ver no solo con la familia aludida; sino indirectamente con todos los que creen en el oficio de la gigantona, los de la calle Domitila Lugo, etc.

   Por otro lado, el cuento Perdón y olvido apela a referentes más contemporáneos, o asociados a una cultura popular propia de la vida moderna. El tema es aparentemente simple: Guadalupe y el narrador, del que nunca sabemos su nombre, suelen ver cantidades poco comunes de cine antiguo mexicano, por la predilección que tendría la primera hacia ellos. El problema se desarrollará cuando en una de estas películas de bajo presupuesto el narrador visualiza a sus padres como extras, debido a ello arma una investigación con matices policiales para desentrañar el misterio, que será el diálogo, aparentemente anómalo de sus progenitores con sus parejas de baile en la escena. Así, el narrador contrata a una experta en lectura de labios, quien tendría un hijo sordomudo, para que le diga de una vez el sentido de todo aquello. La respuesta será que su madre engañaba a su padre y se encontraba embarazada.

     El relato, fuera de todas las peripecias del narrador por desentrañar el misterio de la escena inusual en la película Perdón y olvido, no tendría mayor trascendencia. Lo interesante será el trasfondo del cuento, dado que Guadalupe y el narrador se habrían conocido en circunstancias asociadas a la revolución sandinista:

Guadalupe se quedó en Nicaragua desde que le tocó cubrir en 1979 la ofensiva final en el Frente Sur, como parte de un crew de Imevisión, todos encandila­dos con el sandinismo, y la conocí para los días del triunfo cuando se fundó Incine con unos cuantos equipos confiscados a la empresa de un argentino mafioso que le hacía los noticieros de propaganda a Somoza.  (Ramírez, 2001: 77)

      La antigua relación que habrían tenido el narrador y Guadalupe y la situación de los padres del anónimo narrador podrían asociarse con la construcción de una memoria, que consideramos sería parte importante del proyecto estético del relato.

      Para el narrador huérfano de padres, que habrían estado en una situación de exiliados políticos, aferrarse al pasado parece ser la única opción vigente para superar tanto la pérdida como el nuevo conocimiento al que accede al final del relato.

       El perdón y olvido del que se habla de manera metafórica con la referencia a la película mexicana, y que luego se visibiliza con la escena imaginada del narrador entre sus padres fallecidos, luego de enterarse del engaño; serían, además una alegoría de la necesidad del perdón y olvido en el pueblo nicaragüense para lograr, lo que Elizabeth Jelin denomina una memoria ejemplar.


     Así, la memoria y la reiterada melancolía expuesta de manera cabal en los finales de los cuentos seleccionados estarían presentes no solo en los dos relatos mencionados sino en todo el proyecto de Catalina y Catalina.

Bibliografía

Sergio Ramírez. (2001). Catalina y Catalina. México: Alfaguara.

Elizabeth Jelin. (2002). Los trabajos de la memoria. Madrid: Siglo Veintiuno.

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